Emociones

La valentía no siempre ruge. A veces es la vocecita que al final del día nos dice: “Mañana lo volveré a intentar” – Mary Anne Radmacher

Como el yin y el yang, tu bienestar físico y emocional están íntimamente relacionados.  Además del efecto físico que tiene en tu cuerpo, vivir con una enfermedad crónica puede tener un impacto profundo en tu salud y bienestar emocionales, como también en tu calidad de vida en general, y viceversa. Lo anterior es especialmente cierto cuando el síntoma principal de dicha enfermedad es no poder respirar.  Por otra parte, factores emocionales como el estrés, la ansiedad y la depresión pueden afectar significativamente tu salud y bienestar físicos.  En muchos casos, estas emociones negativas pueden agudizar tus síntomas o incluso ocasionar una enfermedad.

 

La buena noticia es que como muchas de las relaciones que describimos en este libro, lo contrario puede ser cierto también.  Las emociones como la paz, el amor y la felicidad (sí, mis padres, Mel y Sherry fueron hippies) pueden tener un profundo impacto positivo en tu bienestar físico y, en muchos casos, ayudar a reducir tus síntomas y minimizar el efecto que tienen en tu vida y prevenir una enfermedad.

 

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.” – Henry Ford

 

Con frecuencia me encuentro con personas en algunos de los peores momentos de su vida.  Tal vez recién recibieron su diagnóstico o posiblemente estén pasando por una exacerbación o agravamiento de su enfermedad, o algún otro contratiempo.  Puede resultar difícil superar algo así, tanto desde el punto de vista físico como emocional.  Después de todo, no poder respirar puede ser enormemente estresante, deprimente y causar ansiedad.

 

La vida con una enfermedad crónica definitivamente puede tener (y tendrá) sus altas y bajas.  Sin embargo, ¿adivina qué?  También puede ser así la vida sin una enfermedad crónica. Las altas y bajas son parte de ser humano.  Independientemente de quien seas, algunos días serán más soleados que otros, y otros días se oscurecerán.  Algunas veces, todo parecerá perfecto en tu vida y otras veces, pues, todo parecerá fatal. La clave es no quedarse en la “Fatalidad”.

 

“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos enfrentamos al desafío de cambiarnos a nosotros mismos” – Victor Frankl

 

Por favor no pienses que estoy minimizando tu situación.  No lo estoy haciendo.  Comprendo también que lo que digo es más fácil decirlo que hacerlo y que algunas veces, no importa que hagas, puede ser difícil salir del hoyo.  Ese es el momento en el cual se debe pedir ayuda, ya sea a tu médico u otro profesional de la salud, amigos, familiares, clérigo o perro, gato, ave;  o a quien o lo que te pueda ayudar a levantarte cuanto te sientas decaído.

 

Este capítulo representó un gran reto para mi.  Dudaba entre si debería ser un texto basado en la ciencia y la psicología o un texto optimista  para  hacerte sentir bien y levantar tu ánimo con un discurso como los que se dan en el medio tiempo de un encuentro deportivo en los vestidores.  Al final, opté por incorporar un poco de todo con el propósito de motivarte, ofrecerte algunas sugerencias útiles y regresarte al campo, listo para darle una paliza a los contrincantes.

 

Así mismo, he decidido compartir contigo algunas de mis citas favoritas, particularmente aquellas en las que personalmente encuentro consuelo o motivación, o que me inspiran de alguna otra forma cuando me enfrento a mis propios desafíos personales, de los cuales he tenido muchos.  Ojalá te sean de ayuda también.  Si no es así, siéntete con la libertad de tacharlos y escribir los tuyos.

“Lo único constante en la vida es el cambio.” – filósofo griego, Heráclito de Efeseo

 

El filósofo griego Heráclito de Éfeso vivió de 535 a. C. 475 a. C. y es mejor conocido por su doctrina en cuanto a que el cambio es central para el universo.  Esto va de la mano con “esto también pasará,” que se atribuye ya sea a poetas sufíes de Persia o al Rey Salomón, dependiendo de tu fuente de información.

“Esto también pasará.” – poetas sufíes de Persia o el Rey Salomón

 

Ambas citas nos recuerdan que el cambio es inevitable y que no debemos sorprendernos cuando se mueven cosas en nuestra vida, ya sea para bien o para mal.  De hecho, debería sorprendernos más si y cuando las cosas permanecen igual.  Otro consejo que se puede obtener de estos mensajes es tratar de aceptar el cambio, lidiar con los problemas, disfrutar de los momentos bellos de la vida y superar los retos porque nada es eterno;  repito, para bien o para mal. 

 

Como siempre, este capítulo no sustituye una consulta en persona con tu médico o asesor en salud mental, o cualquier otro profesional de la salud.  Con esto en mente, hablemos del estrés.  

 

Estrés, ansiedad y depresión 

Para la mayoría de nosotros, la palabra “estrés” es sinónimo de palabras como presión, ansiedad, depresión, soledad o una de muchas otras emociones negativas. Sin embargo, contrariamente a lo que opinan muchas personas, no todo el estrés es malo.  En realidad, el estrés puede ser una fuerza motivadora en nuestras vidas.

 

El eustrés (es decir, estrés positivo) ocurre cuando estamos motivados de una manera positiva en respuesta a un cierto factor de estrés. Esta respuesta positiva nos permite enfocar nuestra atención y desempeñarnos mejor bajo presión o manejar una situación difícil o peligrosa. En contraste,  el estrés negativo es por lo general lo que piensan las personas simplemente como “estrés”.  Si no se controla, dicho estrés negativo puede ser abrumador y provocar una serie de problemas físicos y emocionales.

 

Todos experimentan algún grado de estrés en sus vidas que fluctuará en términos de intensidad y duración.  Si bien la gravedad de dichas emociones negativas variará de persona a persona, el estar expuesto a estrés de manera repetida o prolongada,  o incluso períodos breves de niveles altos de estrés, puede ser una amenaza enorme para tu felicidad y tu salud.  Sentimientos prolongados o repetidos de estrés pueden provocar condiciones de ansiedad y depresión, que a su vez pueden convertirse en problemas crónicos y conducir a todo tipo de consecuencias negativas físicas, emocionales y conductuales.

Para aquellos que ya viven con un problema de salud grave como una enfermedad respiratoria o cardiovascular, el estrés a largo plazo puede tener consecuencias particularmente severas si la persona no reconoce el problema y no toma medidas para resolverlo.  Veamos algunas de las posibles manifestaciones del estrés, así como algunas de las cosas que puedes hacer al respecto.  Es probable que se traslapen algunas categorías, lo cual puede hacer particularmente difícil manejar algunas de tus emociones, especialmente si ya vives con una enfermedad crónica.

Como ejemplo, padecer EPOC, FPI o HTP indudablemente puede ocasionar que tengas poca energía o fatiga.   Sin embargo, el estrés, la ansiedad o la depresión también pueden provocar fatiga, y estas manifestaciones físicas y emocionales pueden contraponerse, por lo cual es todavía más importarte abordar estos temas de frente. No tienes que hacer todos estos cambios al mismo tiempo.  Sin embargo, un esfuerzo pequeño en cada área puede representar un gran logro para mejorar tu salud física, tu bienestar emocional y tu calidad de vida.   

 

A continuación algunas de las manifestaciones físicas, emocionales, cognitivas y conductuales del estrés, la ansiedad y la depresión:

 

Manifestaciones Físicas

Si bien puede resultar tentador culpar a tu estado cardiopulmonar de cada síntoma físico que tienes, el estrés, la ansiedad y la depresión también pueden ser parte de dichos síntomas, si no es que son la causa.  Además, en vista de que las emociones negativas y los síntomas físicos generalmente van de la mano, el identificar si tu estado emocional es la causa o el efecto puede convertirse rápidamente en un caso clásico de “¿qué fue primero, la gallina o el huevo?”.  Como ejemplo, ¿sientes falta de aire y fatiga debido a tu condición respiratoria o por estrés, ansiedad o depresión?  ¿O es una combinación de factores?  Aquí es cuando una conversación honesta con tu médico y un examen físico completo pueden ser útiles. Algunos de los síntomas físicos más comunes que pueden atribuirse al estrés, la ansiedad y la depresión son:

 

  • Poca energía, fatiga
  • Boca seca o dificultad para tragar
  • Dolores de cabeza, apretar la mandíbula o rechinar los dientes
  • Dolores en el cuerpo o mayor tensión muscular
  • Dolor en el pecho, taquicardia o palpitaciones 
  • Nerviosismo, tembladera, pies/manos fríos y sudorosos
  • Malestar estomacal, diarrea, estreñimiento, náusea o mareos
  • Insomnio u otras alteraciones del sueño
  • Resfriados u otras infecciones frecuentes
  • Pérdida de deseo, apetito o capacidad sexual
 

Manifestaciones Emocionales

Puede resultar más difícil cuantificar las manifestaciones emocionales del estrés ya que cada persona tiene un umbral diferente para el estrés, la ansiedad, la depresión y otras emociones negativas.  Algunas veces, dichas emociones pueden ser menos aparentes o en el caso de algunas personas pueden ser como una parte “normal” de su vida cotidiana, pero puedo asegurarte que no lo son.  Algunos de los síntomas emocionales más comunes relacionados con el estrés, la ansiedad y la depresión son:

 

  • Ansiedad
  • Irritabilidad, enojo, agitación u hostilidad
  • Falta de motivación o foco
  • Depresión, tristeza en general
  • Sentirse abrumado, pérdida de control o necesidad de controlar
  • Inquietud, dificultad para relajarse o despejar la mente
  • Evitar tener contacto con otros, soledad o aislamiento
  • Baja autoestima o sensación de ser inútil
 

Manifestaciones Cognitivas 

Como en el caso de las manifestaciones emocionales del estrés, a menudo puede resultar difícil determinar con precisión las dificultades mentales o cognitivas.  Si bien muchas veces los factores externos aportan a las emociones negativas, nuestro estado mental afecta y se ve afectado por sentimientos recurrentes de estrés, ansiedad y depresión.  En otras palabras, el estrés puede ser provocado por factores internos como hablar con nosotros mismos de manera negativa, pesimismo y perfeccionismo, entre otros.  Empero, estos factores pueden también verse reforzados por estrés, ansiedad y depresión constantes, creando un ciclo continuo de negatividad. Algunos de los síntomas mentales o cognitivos más comunes relacionados con el estrés, la ansiedad y la depresión son los siguientes:

 

  • Preocupación constante
  • Pensamientos ansiosos, atropellados
  • Problemas con la memoria, confusión y falta de organización
  • No poder enfocar la atención, falta de concentración
  • Mal juicio
  • Pesimismo o ver sólo lo negativo
 

Manifestaciones Conductuales

Por último, el estrés puede producir también cambios en tus preferencias y hábitos personales, así como en tus actividades cotidianas.  Tal vez amigos o familiares observen en ti de un comportamiento nuevo o no característico.   Algunos de los síntomas conductuales más comunes relacionados con el estrés, la ansiedad y la depresión son los siguientes:

 

  • Ira o arrebatos emocionales
  • Comportamientos nerviosos, morder las uñas, agitación, dar vueltas
  • Abuso de bebidas alcohólicas, estupefacientes o tabaco
  • Cambios en apetito, comer en exceso o no comer lo suficiente
  • Dilación, descuido de responsabilidades
  • Dormir en exceso o muy poco
  • Hacer ejercicio con menor frecuencia
  • Aislamiento social
 

¿Qué podemos hacer?

De acuerdo con el filósofo británico, Alan Watts, “Al reemplazar el miedo de lo desconocido por la curiosidad, nos abrimos a un flujo infinito de posibilidades. Podemos permitir que el miedo rija nuestras vidas o ser como niños, curiosos, ampliar nuestros horizontes, salir de nuestra zona de confort y aceptar lo que la vida pone frente a nosotros.”  Para los propósitos que nos interesan,  interpreto que esta cita quiere decir que no podemos aliviar los síntomas relacionados con el estrés a menos que abordemos su causa subyacente. Con esto en mente, a continuación, te presento algunas ideas para reducir tu nivel de estrés.

 

¡Infórmate!

El temor a lo desconocido frecuentemente empeora o intensifica cualquier situación que estés enfrentando.  Cuando se trata de enterarse sobre la condición médica de uno, todas las personas son diferentes y tienen niveles diferentes de “querer saber”.  Para mí en lo personal, casi siempre es mejor obtener toda la información que pueda y saber qué puedo hacer para lidiar de frente con el problema. 

Lo anterior puede ser especialmente importante para las personas que viven con una enfermedad crónica.  Al aprender todo lo que puedas sobre tu enfermedad, los síntomas relacionados y los tratamientos disponibles, estarás en una mejor posición para tomar decisiones con respecto a la atención que recibas y tu vida.  Además,  entender tu enfermedad puede ayudarte a sentir más control, reducir tu estrés cotidiano y aportar a tu sensación general de bienestar.

 “El conocimiento es el antídoto del miedo” – Ralph Waldo Emerson

 

En un mundo ideal, tu médico o su equipo tendrían todo el tiempo del mundo para sentarse contigo y explicarte tu diagnóstico, los resultados de tus estudios y las opciones de tratamiento. Sin embargo, aunque muchos profesionales médicos incluyen como parte de su consulta la educación del paciente sobre su enfermedad,  sabemos que otros sencillamente no tienen tiempo de hacerlo con cada paciente.

Por fortuna, existen muchos otros recursos que pueden ayudarte a encontrar la información que necesitas.  Como mencioné desde el principio, hay mucha información en Internet.  Para estar seguro que el material que encuentras es tanto pertinente como preciso, sugeriría empezar con algunas de las fundaciones y asociaciones oficiales relacionadas con la enfermedad como la American Lung Association (Asociación Pulmonar Estadounidense) y sus Better Breathers Clubs (Clubes de Mejores Respiradores),  la Pulmonary Fibrosis Foundation (Fundación de Fibrosis Pulmonar) y la  Pulmonary Hypertension Association (Asociación de Hipertensión Pulmonar), entre otras.

 

De igual manera, quisiera invitarte a ver mis seminarios en Internet sobre Ultimate Pulmonary Wellness (Bienestar Pulmonar Óptimo). Durante estos seminarios de 1-2 o más horas, hablo sobre elementos clave del manejo óptimo de la enfermedad y tengo además el honor de contar como invitados con muchos de los mejores especialistas en sus áreas respectivas.

 

La serie de Ultimate Pulmonary Wellness Webinars puede encontrarse en línea en:

www.PulmonaryWellness.com/Webinars

 

¡Busca apoyo!

Los humanos son, por naturaleza, entes sociales y sabemos que el apoyo social desempeña un papel primordial en la formación de nuestra salud emocional y enriquece nuestra calidad de vida.   Emociones dañinas crónicas como el estrés, la ansiedad y la depresión pueden sentirse exponencialmente más opresivas cuando las enfrentamos estando aislados. Todos tenemos vidas ocupadas, pero pasar tiempo con seres queridos puede mejorar significativamente nuestro estado emocional, nuestra salud mental y nuestro bienestar físico.

Habiendo dicho lo anterior, aunque el apoyo de la familia y los amigos es muy  importante, esto puede presentar algunas veces sus propios desafíos. Por ejemplo, tal vez no te sientas muy cómodo compartiendo con ellos algunos aspectos de tu enfermedad.  Quizá sientas que no podrán comprender tu situación y posiblemente no desees agobiarlos con lo que te preocupa.

En estos casos es cuando un grupo de apoyo puede ser una ayuda enorme.  Pertenecer a un grupo en el cual los integrantes tienen la misma condición o una similar, te hará darte cuenta que no estás solo.  Tendrás la oportunidad de interactuar con personas que están enfrentando las mismas batallas que tú.  Y, ¿quién sabe?  Tal vez puedas ser un apoyo para alguien que lo necesite.  Ya sea en  persona, por teléfono o en línea, los grupos de apoyo te pueden ayudar a aprender sobre las vivencias de los demás y tú a cambio compartir las tuyas con ellos.

 

El Grupo de Ultiumate Pulmonary Wellness se encuentra en línea en:

www.facebook.com/groups/UltimatePulmonaryWellness

¡Haz ejercicio!

Hacer del ejercicio una prioridad puede levantar tu estado de ánimo y mejorar tu salud física, mental y emocional, ayudar a reducir el estrés y aminorar sentimientos de ansiedad y depresión.  El ejercicio realizado de manera regular también ayuda a bajar la presión sanguínea y levantar aún más tu estado de ánimo a través de la liberación de endorfinas, los analgésicos naturales de nuestro cuerpo que también mejoran nuestro estado de ánimo.  Concentrarte en mejorar su salud a través de más actividad puede darte asimismo una sensación mayor de control en tu vida.

¡Aliméntate bien!

Lo que comes puede tener un impacto tremendo en tu estado de ánimo, tu nivel de energía y la capacidad de manejar el estrés, la ansiedad y la depresión.  Muchos factores diferentes influyen en el qué, cuándo y porqué comemos, y el ser más consciente de dichos factores te puede ayudar a mejorar tu salud física y bienestar emocional.

Para ayudar a combatir emociones negativas, evita comer alimentos refinados o procesados, particularmente alimentos con un contenido elevado de carbohidratos simples, azúcares y grasa saturada.  En su lugar, come una dieta balanceada con muchos vegetales y frutas frescas, proteínas magras de alta calidad y grasas y aceites saludables.

Asimismo, evita las bebidas alcohólicas que deprimen el sistema nervioso central y limita el consumo de estimulantes como la cafeína (por ejemplo, café, té, sodas), que además de hacerte sentir nervioso y con más falta de aire pueden aumentar tus sentimientos de estrés, ansiedad y depresión.

 

¡Respiración, Meditación y Atención Plena (Mindfulness)!

 

Durante siglos se han utilizado ejercicios de respiración y meditación como técnicas de relajación.  Existen muchas formas en las que puedes incorporar ejercicios de respiración, meditación y atención plena en tu vida.  Hay clases específicas de meditación y respiración pranayama (yóguica), así como métodos como Yoga, Tai Chi o Qigong que pueden mejorar tu control de la respiración y al mismo tiempo calmar y tranquilizar tu mente.  Puedes también tomar algunos minutos cada día para sentarte en silencio, simplemente concentrándote en tu respiración, mientras despejes tu mente de distracciones.

Las siguientes son tres fuentes en particular que me encantan y que deseo compartir contigo:  uno es un libro/CD intitulado  “The Healing Power of the Breath” (“El Poder Sanador de la Respiración”), escrito por el Doctor en Medicina Richard Brown.  En el libro, el Dr. Brown nos enseña sobre el papel que desempeñan el estrés, la ansiedad y la depresión en la salud y en la enfermedad, y ofrece soluciones a dichos problemas a través de varias técnicas de meditación.  El libro viene con un CD para dirigirte en la práctica de las meditaciones y la respiración.

 

La segunda fuente es el programa Pulmonary Health (Salud Pulmonar) creado por Brian Trzaskos, PT (Physical Therapist, Fisioterapeuta), LMT (Licensed Massage Therapist, Terapeuta de Masaje con Licencia),  CSCS (Certified Strength and Conditioning Specialist, Especialista Certificado en Fuerza y Acondicionamiento) , CMP (Certified Mulligan Practitioneer, Terapeuta Especializado en el Concepto Mulligan), MI-C (Certified Meditation Instructor, Instructor Certificado en Meditación), Fundador y Director del Institute for Rehabilitative Qigong and Tai Chi (Instituto para Qigong y Tai Chi Rehabilitadores) (www.IRQTC.com).  

 

Esta es una meditación que creó Brian pensando precisamente en pacientes con enfermedades pulmonares:

  • Siéntate cómodamente con los pies sobre el piso, manos en tu regazo y la columna lo más larga y alta posible.
  • Sintoniza con tu cuerpo, siente tus pies conectados con el piso y tus asentaderas sobre la silla.  Toma un momento para sólo observar tu respiración, sin tratar de modificarla.  Simplemente toma nota del proceso a través del cual tu cuerpo respira de manera natural.  Incluso si sientes que implica un esfuerzo o incomodidad, confía en que tu cuerpo está haciendo todo lo que puede para encontrar un equilibrio. Sencillamente, permite que tu respiración haga lo que hace naturalmente mientras cultivamos la confianza en la sabiduría inherente de nuestro cuerpo.
  • Cuando te sientas relajado y tranquilo, empieza lentamente a alargar y hacer más profundas tus exhalaciones, inhalando por la nariz y exhalando con los labios fruncidos.  Centímetro a centímetro profundiza un poco cada vez más cada exhalación sucesiva permaneciendo cómodo y relajado.  Después de cada exhalación, imagínate guiando la inhalación cada vez más profunda hacia tu abdomen permitiendo que tu vientre se expanda.  Tal vez detectes que las exhalaciones ligeramente más largas y plenas a menudo conducen a inhalaciones más profundas.
  • Mientras continúas respirando lenta y profundamente, imagina que estás exhalando toxinas de tus pulmones.  Tal vez visualices dichas toxinas como humo café o negro.  Sin embargo, siéntete con la libertad de elegir lo que sea más apropiado para ti. Recuerda permanecer en un estado cómodo y relajado mientras limpias lentamente tus pulmones de toxinas.  Después de algunas series de exhalaciones purificadoras, mientras inhalas por la nariz imagina que estás inhalando de regreso a tus pulmones una luz blanca suave.  Visualiza esta luz blanca llenando tus pulmones con cada inhalación sucesiva, llegando a cada rincón de tu cuerpo.  Imagina que esta luz blanca lleva la capacidad de sanar y fortalecer tus pulmones y sistema respiratorio. 
  • Continúa exhalando con los labios fruncidos e imagina exhalar las toxinas de tus pulmones y también de tu abdomen.  Con cada respiración sucesiva, visualízate limpiando tu cuerpo de desechos y toxinas. Y en cada inhalación sucesiva, siente e imagina una luz blanca suave llenando todo tu cuerpo.  En silencio repítete a ti mismo:  “toxinas fuera, sanación dentro”;  “toxinas fuera, sanación dentro”; “toxinas fuera, sanación dentro.”
 

Además de la meditación arriba mencionada, hay un gran número de aplicaciones en Internet de meditaciones y atención plena (mindfulness) que pueden dirigirte en algunas de estas técnicas.  Las aplicaciones que más me gustan actualmente son “Calm”, una aplicación que se concentra en la respiración, meditación, atención plena y el sueño;  “Insight Timer,” que se concentra en explorar técnicas, recuperación y sueño; y “OMG Meditate,” que también ofrece numerosas meditaciones guiadas con diferentes grupos destinatarios en mente.

¡Sé amable (contigo mismo)! 

Además del ejercicio, comer bien y la meditación, toma el tiempo para relajarte y disfrutar de algunas de las cosas que te gustan y que te hacen sentir bien de ti mismo.  Invita a un amigo a cenar,  lleva a tu perro a caminar, juega con tus hijos o nietos, escucha música, que te den un masaje, manicure o pedicure, teje, borda, colorea o pinta, baila o lo que sea que te haga feliz.

¡Piensa positivamente!

El optimismo y/o pesimismo pueden tener un efecto muy importante en tu salud física, mental y emocional.  Me doy cuenta que en ocasiones es más fácil hablar de mantener una actitud positiva que lograrlo,  pero las personas que tienen una actitud positiva con frecuencia tienen mayor capacidad para manejar el estrés.  El tomar medidas para replantear tu actitud y las charlas negativas contigo mismo te prepararán para enfrentar de manera más eficaz situaciones estresantes y luchar contra la ansiedad y la depresión.

Toma medidas para rodearte con gente positiva.  Si te encuentras constantemente agredido por personas cínicas, negatividad o comentarios descorteses;  o programas de televisión u otros medios que te producen ansiedad o depresión, te será mucho más difícil romper el ciclo de la negatividad.

“La decisión más importante que tomas es estar de buen humor.” – Voltaire

 

¡RÍE A CARCAJADAS!

Existe una razón por la cual con frecuencia decimos que la risa es la mejor medicina.  La risa tiene la capacidad de bajar nuestro nivel de estrés, disminuir la ansiedad y reducir la depresión.  Reír puede aliviar la tensión tanto física como emocional en nuestros cuerpos,  al bajar el nivel de hormonas del estrés en la sangre y estimular la liberación de endorfinas, mitigar el dolor y promover una función inmune saludable.

Encontrar una forma de reír productivamente en situaciones estresantes o deprimentes puede parecer un desafío al principio, pero como cualquier cosa, se vuelve más fácil con la práctica.  Incorpora el sentido del humor como un propósito en tu vida.   A fin de cuentas, el método no importa tanto como tratar de aligerar el estado de ánimo cada vez que sea posible.

Necesitamos más amabilidad, más compasión, más alegría y más risas.   Definitivamente, deseo aportar a ello. – Ellen DeGeneres

 

Busca Ayuda Profesional

Por último, si a pesar de tus mejores esfuerzos todavía te es difícil manejar tus emociones, podrías pensar en buscar ayuda profesional. Profesionales en psiquiatría, consejeros y guías religiosos ofrecen diferentes tipos de terapia para ayudarte a emprender el camino nuevamente.  No es vergonzoso buscar ayuda cuando la necesitas, ni tampoco tomar medicamento cuando sea lo apropiado y bajo la supervisión de tu médico.

Hacer el cambio 

No es fácil vivir con una enfermedad respiratoria crónica y puede provocar emociones negativas como el estrés, la ansiedad y la depresión, tanto en el momento como a largo plazo.  Una de las ironías es que cuando nos sentimos estresados, ansiosos, deprimidos o enojados, frecuentemente nos comportamos exactamente de la manera opuesta a cómo deberíamos hacer.  Reducimos nuestra participación en actividades saludables como el ejercicio y aumentamos nuestra participación en actividades dañinas como comer demasiado o utilizar tabaco.

Comprende por favor que no estoy tratando de minimizar tus sentimientos ni diciendo que será fácil.  Reconozco y entiendo la gigantesca carga emocional que puede representar en la vida de una persona padecer una enfermedad crónica, especialmente una en la cual el síntoma principal es la falta de aire.  La buena noticia es que tienes el poder de cambiar y existen cosas que puedes hacer para minimizar tus síntomas y mejorar tu vida. 

 “Eres más valiente de lo que crees y más fuerte de lo que pareces, y más inteligente de lo que piensas.” – Christopher Robin

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