Evitar Infecciones

“Una onza de prevención vale más que una libra de cura.” – Ben Franklin

Vivir con una enfermedad crónica, particularmente una condición respiratoria, puede afectar tu sistema inmunológico de manera significativa, volviéndote más susceptible de contraer un virus, resfriarte o padecer una infección o exacerbación de tu condición pulmonar actual.  Algunos pacientes reportan a menudo que se enferman una, dos, tres o más veces durante el transcurso de un año dado, y ya sea que se trate de resfriado, gripe, neumonía o una exacerbación,  siempre parece quedarse en el pecho.

 

Enfermedades o exacerbaciones frecuentes, o incluso una sola que sea grave, puede afectar el avance de tu enfermedad y sus síntomas asociados. Por este motivo, es crucial que te cuides no sólo cuando estés enfermo, sino que también tomes medidas específicas  para EVITAR enfermarte en primer lugar.

 

Algo importante es darte cuenta de qué aún si haces todo correctamente, de todas maneras te puedes enfermar.  Sin embargo, nuestros objetivos son reducir la probabilidad de que te enfermes en primer lugar, aumentar tu capacidad de luchar contra y recuperarte de una enfermedad, así como reducir la gravedad de la misma cuando te enfermes disminuyendo al mínimo el impacto en tu vida.

 

Cómo nos enfermamos

A nivel más básico, las enfermedades son ocasionadas por patógenos.  Los patógenos más comunes son de origen bacteriano, viral, fúngico o parasitario. Entre las rutas más comunes de transmisión se encuentran:  en el aire, inhalados, contacto directo, contacto indirecto o contacto con una superficie contaminada, contacto sexual, contacto con sangre o líquidos corporales infectados y la ruta fecal-oral.

Los virus y las bacterias son la causa de la mayoría de las infecciones respiratorias y a menos de que vivas en una burbuja, es probable que tengas contacto con uno (o un millón) de los mismos todos los días. Entran en nuestros cuerpos a través de las membranas mucosas de los ojos, la nariz y la boca, ya sea inhalándolos o tocándolos, o teniendo contacto con una superficie contaminada y después tocarte la cara.

De igual manera, estamos expuestos a o tenemos contacto con espacios, superficies y objetos que a su vez están expuestos a y son tocados por muchas personas todos los días.  Cualquier cosa que sea tocada por muchas personas, muchas veces al día tiene mayores posibilidades de estar contaminada con bacterias, virus u otros patógenos.

Dependiendo del tipo de organismos y de la superficie sobre la cual se encuentran, algunos virus y bacterias pueden vivir fuera del cuerpo hasta 24 horas.  El que te enfermes  o no depende de la bacteria o el virus específico y el estado de tu propio sistema inmunológico.

Comprende por favor que no estoy tratando de asustarte para que te encierres herméticamente en una burbuja.  Lo que intento hacer es que tengas mayor consciencia de los patógenos a los cuales puedes estar expuesto todos los días para que te protejas más.  A continuación, menciono algunas sugerencias de cómo hacerlo:

“No te estés tocando la cara”

Mi abuela Peppie decía: “no te estés tocando la cara”.  Era un buen consejo entonces y es un buen consejo ahora.  Como mencioné anteriormente,  los patógenos entran en nuestro cuerpo a través de las membranas mucosas de los ojos, la nariz y la boca.  Así que no te estés tocando la cara.

¡Lávate las manos (muchas veces)!

Esto va de la mano (juego de palabras con toda intención) con “no te estés tocando la cara”.   Lavarte las manos con frecuencia es la mejor defensa que tienes para evitar que entren virus o bacterias en tu organismo.  La mayoría de nosotros sabemos (o deberíamos saber) que debemos lavarnos las manos antes de comer o después de ir al baño.  Sin embargo, esto no es suficiente para alguien que padece una enfermedad pulmonar.  Necesitas realmente lavarte las manos cada vez y todas las veces que tengas contacto con una posible fuente de infección.

De igual  manera,  cuando hablamos de lavarnos las manos no se trata de un enjuague rápido.  Lavarse las manos eficazmente significa utilizar agua y jabón, frotar tus manos juntas vigorosamente, durante un mínimo de 30 segundos.  Recuerda que inicialmente abriste la llave del agua con manos sucias, así que ciérrala con una toalla de papel para que no tener contacto con esos gérmenes otra vez.  Esto aplica también para la puerta del baño.

 

Gels/Cremas/Lociones Antibacterianas

Si no tienes acceso a agua y jabón, “puede ser útil” llevar contigo una pequeña botella de gel, crema o loción antibacteriana. Algunas personas no están de acuerdo con el uso de productos antibacterianos porque afirman que matan bacterias buenas junto con las malas.  Si bien esto puede ser verdad hasta cierto grado, de todas maneras yo elegiría utilizar un gel antibacteriano en lugar de andar caminando con un resfriado común o una neumonía en las manos esperando la oportunidad de entrar en mis membranas mucosas.

Toallitas y Atomizadores Antibacterianos

Recuerda también que puede ser que no se limpien con frecuencia (si es que alguna vez) objetos y superficies que toques y por lo tanto estén contaminados con muchos patógenos.  Por este motivo,  bien vale tu tiempo y esfuerzo  rociar y limpiarlos con un desinfectante antes de usarlos.  Como un solo ejemplo, cuando vayas al supermercado, limpia el carrito de compras antes de recargarte sobre él o colocar alimentos dentro de él.

En el Pulmonary Wellness & Rehabilitation Center, tenemos dispensadores con espuma antibacteriana para nuestros pacientes y personal.  Asimismo, limpiamos cada máquina entre cada paciente.  Lo último que deseamos es que las personas se enfermen en un centro de bienestar.

 

Protege tu casa

Cuando regreses a tu casa después de pasar el día fuera, cargas contigo todos esos “bichos” malos (bacterias y virus) que se han adherido a ti y a tus pertenencias durante el transcurso del día.  Puedes ayudar a minimizar su impacto y reducir las probabilidades de contaminar tu hogar tomando algunas medidas de precaución.

Primero, como mencioné anteriormente, lávate las manos tan pronto entres a tu casa y, todavía mejor, toma una ducha. Cámbiate de tu ropa “sucia para el exterior” y ponte tu ropa “limpia para el interior”, y cambia tus zapatos para el exterior por zapatos para el interior o pantuflas.

Cuando lleguen visitas a tu casa, pídeles que tomen medidas de precaución similares.  Bueno, tal vez no tomar una ducha, pero pueden sin problema quitarse los zapatos en la puerta y lavarse las manos cuando lleguen. Lo anterior es incluso más importante cuando sean niños los que visitan. En vista de que es más probable que los niños entren en contacto con mugre, virus y bacterias, sería de beneficio para todos si tienen un juego adicional de ropa para cambiarse y lavarse, especialmente después de haber estado jugando en el exterior.

 

Protege tus pertenencias (equipo y insumos de O2)

Si utilizas oxígeno, es importante proteger todos tus insumos y equipo, incluido el mismo tanque o concentrador, así como todos los accesorios como mangueras, mascarillas y cánulas.  Todos los bichos que pueden viajar contigo en tu ropa y pertenencias pueden viajar también en tu equipo de oxígeno. Date cuenta de dónde colocas tu equipo tanto en casa como cuando sales a la calle y límpialo frecuentemente con una toallita antibacteriana, especialmente cuando regreses a casa.  En lo que se refiere a tu cánula o mascarilla, asegúrate de colocarla sobre algo limpio cuando no la estés usando y límpiala si no la has utilizado durante un tiempo.  No puedo decirte cuántas veces he visto las cánulas de algunas personas colgando sobre el piso o colocadas descuidadamente dentro del bolso sin protección.  Si la guardas en una bolsa de plástico, límpiala ANTES de colocarla en la bolsa y …. limpia la bolsa.

Percátate de lo que te rodea

Tan importante como estar alerta en casa es minimizar el riesgo de exponerte cuando sales a la calle.  Como mencioné anteriormente, esto es de particular importancia cuando te encuentras en lugares públicos frecuentados por muchas personas.

Una vez más, piensa en cuántas manos de cuántas personas tocan los pasamanos de las escaleras mecánicas o escalones, equipo en el gimnasio, perillas de puertas o botones  para oprimir.  Te daré una idea – son muchas.   Y los polos de los autobuses y subterráneos son virtualmente placas de Petri para todas las enfermedades conocidas por el ser humano y probablemente algunas que todavía no se han descubierto.

 

Tanto como hombre de juego como profesional de la salud, conozco muy bien el “factor asqueroso” en un casino.  ¿Cuántas manos han tocado los brazos de esas máquinas tragamonedas, las fichas o el montón de billetes que esperas poner en tu bolsillo?

Y después… está la oficina del médico.  Ahora bien, esa es harina de otro costal de bacterias (y virus).  Además de lo obvio, o sea tener contacto con una alta concentración de personas enfermas en un sólo lugar, ¿con qué frecuencia limpian las mesas y las sillas?  Y ¿ese molesto bolígrafo sujeto con una cadena?  O incluso las revistas.  Si tienes alguna duda, no temas pedir que te confirmen que hayan desinfectado el área y el equipo.  Si bien esto puede parecer una molestia para el personal, como profesionales de la salud deberían agradecer tu interés y comprender que más vale estar seguro que pedir perdón (o enfermarte). Como dijo Ronald Reagan: “Confía, pero verifica.”

Comer fuera

Comer fuera tiene sus propios riesgos de exposición a bacterias y virus en cada etapa del proceso, desde la preparación de los alimentos hasta su distribución y consumo. Cada persona, desde el maitre, el chef, el camarero y cada artículo de la mesa, hasta las cartas, los platos y los cubiertos, e incluso la comida misma son fuentes potenciales de contaminación.  Un eslabón débil en esta cadena puede aumentar tu riesgo de exponerte y enfermarte.  No sé tú, pero si voy a un restaurante y mi camarero está enfermo, sencillamente me disculpo, me levanto y pongo pies en polvorosa.

Otros factores

No puedes lograr que todo el mundo esté libre de gérmenes.  Sin embargo, puedes hacer lo mejor a tu alcance para protegerte.  A continuación, te presento algunas otras sugerencias:

 

Mantente lejos de las personas enfermas 

Tal vez esto parezca demasiado simplista o incluso duro en algunos casos,  pero es tanto cierto como muy importante. Por supuesto, comprendemos que deseas ver a tus amigos y familia, pero créeme, si tus hijos están enfermos (o incluso tus nietos), es mejor para todos reprogramar la visita. Al padecer una enfermedad pulmonar, un resfriado para ti no es lo mismo que un resfriado para una persona con un sistema inmunológico sano, y aunque sientas que se te rompe el corazón por cancelar la visita, realmente tienes que ver todo el panorama.  Si por esa visita terminas en el hospital, no le hace bien a nadie.

Permanece en casa cuando estés enfermo

Regla número uno:  si estás enfermo, ¡quédate en casa!  Nos han enseñado a creer que nunca, nunca, jamás debemos faltar al trabajo.  Sin embargo, es la forma segura de prolongar tu enfermedad y maximizar que se extienda al mayor número de personas… y lugares… y superficies posibles.

 

En el Centro, nuestra política es:  si estás enfermo, quédate en casa, sin dudas, quejas o peros.  Esto se refiere tanto a pacientes como al personal, aunque te sientas lo suficientemente bien como para hacer ejercicio o venir a trabajar.  Repito, lo último que queremos es que te enfermes en un centro de bienestar o que tú contagies a alguien en un centro de bienestar (o en alguna otra parte).

Vacúnate contra la gripe estacional

Muchas personas preguntan si deben vacunarse contra la gripe estacional.  Si bien no existe una sola respuesta que sea la mejor para todos, el Center for Disease Control (Centro para Control de Enfermedades) recomienda que todas las personas de 6 meses o más edad deben vacunarse contra la gripe cada año.  Esto es especialmente cierto para las personas mayores de 65 años, o cualquiera que tenga una condición médica que pudiera afectar su sistema inmunológico, como una enfermedad respiratoria y cardiovascular.  Empero, cada caso será diferente dependiendo de la edad, nivel de riesgo, condición médica y preferencias del doctor, entre otros factores; por lo que asegúrate de consultar a tu médico.

Vacúnate contra la neumonía

Como en el caso de la vacuna contra la gripe, no hay una sola respuesta que sea la mejor para todos, y también variará la situación de cada persona, por lo que asegúrate de consultar a tu médico por favor.  Hasta recientemente, en términos generales, se recomendaba que las personas mayores de 65 años o cualquiera que tuviera una condición médica que pudiera afectar su sistema inmunológico debería recibir una vacuna de una sola dosis y una sola aplicación llamada la “vacuna polisacárida contra el neumococo 23 (PPSV23 por sus siglas en inglés). Sin embargo, se ha modificado esta recomendación con base en las conclusiones de un amplio estudio clínico.  A la fecha de escribir de este libro, las recomendaciones del Center for Disease Control son las siguientes:

  • Además de una sola dosis de la vacuna PPSV23, las personas que se encuentran en riesgo de 65 años de edad o mayores deben recibir también una dosis de la vacuna conjugada contra el neumococo 13 (PCV13 por sus siglas en inglés), que ofrece protección contra la neumonía neumocócica adquirida en la comunidad y otras infecciones por neumonía.
  • Las personas a quienes nunca se les ha aplicado una vacuna contra la neumonía deben recibir PRIMERO la vacuna PCV13 y  seis a doce meses después la vacuna PPSV23.
  • Las personas a quienes ya se les aplicó la vacuna PPSV23 también deben recibir la vacuna PCV13 siempre y cuando haya transcurrido por lo menos un año desde su vacunación inicial con la vacuna PPSV23.
 

Descansa lo suficiente

El sueño afecta de alguna manera u otra a todos los sistemas del cuerpo, desde el sistema inmunológico hasta el endocrinológico, el cardiovascular y el pulmonar, y todos los demás. La falta de sueño o no descansar los suficiente en términos generales puede afectar negativamente el sistema inmunológico de tu cuerpo, reduciendo la resistencia de tu cuerpo y su capacidad de defenderse contra bacterias y virus.  Si bien la mayoría de las pautas recomiendan entre 7 y 9 horas, el número exacto de horas de sueño que necesitamos varía de persona a persona.

 

¡No fumes!

Fumar cigarrillos es una de las peores cosas que le puedes hacer a tu cuerpo.  Como si el ocasionar enfermedades cardíacas y pulmonares, cáncer y complicaciones durante el embarazo no fuera suficiente, fumar cigarrillos también disminuye la función inmunológica de tu cuerpo e incrementa las posibilidades de tener una infección o exacerbación.  Así que – simplemente no lo hagas.

 

Evita desencadenantes

Además de las bacterias, virus y otros patógenos que pueden enfermarte, existen otras substancias y condiciones que pueden ser “desencadenantes”.  Estos desencadenantes pueden ocasionar una variedad de síntomas como irritación en los ojos, nariz y garganta, tos, opresión en el pecho, falta de aire o inflamación de las vías respiratorias y los pulmones. Todos estos mecanismos del proceso inflamatorio pueden hacerte más susceptible de desarrollar una enfermedad o una exacerbación.

Los desencadenantes pueden ser más universales en escala como la contaminación del aire o el clima, o pueden ser más personales e individuales como entrar en contacto con un aroma fuerte o humo de cigarrillo.  A continuación, algunos de los desencadenantes más comunes que afectan particularmente a las personas que padecen una enfermedad respiratoria:

Alérgenos de interiores

Entre los alérgenos de interiores se encuentran cosas como polvo, moho, excremento de cucarachas y caspa de mascotas y animales.  Los síntomas pueden incluir toser, estornudar, nariz congestionada o que moquea, así como comezón, ardor u opresión en los oídos, ojos, nariz, boca, garganta o pecho.  En estas situaciones, es muy importante eliminar la fuente de dichos alérgenos cuando sea posible, o alejarte tú de los mismos.  Esto puede resultar difícil en cada una de las situaciones arriba descritas por varias razones.  No obstante,  entre más tiempo permanezcas expuesto y más intensa la exposición, son mayores las probabilidades y el daño potencial que puedes sufrir.

Alérgenos de exteriores 

Entre los alérgenos de exteriores se encuentran cosas como polen, árboles, césped, hierbas y moho.  De manera similar a los alérgenos en interiores, los síntomas pueden incluir tos, estornudos, nariz congestionada o que moquea, así como comezón, ardor u opresión en los oídos, ojos, nariz, boca, garganta o pecho.  Estas alergias probablemente sean mayores desde la primavera hasta el otoño, y lo mejor que puedes hacer es evitar al máximo estar expuesto.  Si lo estás, trátalo de manera similar a la exposición a un virus o bacteria lavando tus manos frecuentemente, cambiando tu ropa y dándote una ducha cuando llegues a casa.  Las soluciones salinas para los ojos  pueden ser de ayuda, como también los enjuagues salinos para la nariz y la boca.  Pon atención a los conteos locales de polen y otros alérgenos, y habla con tu médico sobre medicamentos que requieran o no receta que puedan ser de ayuda.

Contaminación

Es probable que las personas que habitan en zonas más industrializadas, densamente pobladas estén más expuestas a la contaminación que aquéllas que viven en zonas más rurales, con poca población y menos industrializadas.  La contaminación del aire contiene varios gases: ozono en particular, humo, bruma, niebla tóxica y ceniza, entre otros.  Dependiendo de dónde vivas y el tipo de contaminación, las condiciones pueden cambiar según la estación, todos los días o incluso durante el transcurso de un solo día.  En el caso de incidentes o contingencias ambientales, las condiciones pueden cambiar rápida y dramáticamente.

Por lo general, la contaminación será peor en un día caluroso y húmedo en la ciudad.  La  Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental) (EPA por sus siglas en inglés) reporta el Air Quality Index (Índice de Calidad del Aire) (AQI por sus siglas en inglés), que mide la calidad del aire con base en 5 contaminantes:  ozono a nivel del suelo, contaminación por partículas, monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), y dióxido de nitrógeno (NO2). El  ozono a nivel del suelo y la contaminación por partículas en el aire representan la mayor amenaza para los humanos (y los animales), particularmente aquéllos que forman parte del grupo de alto riesgo, como los que padecen una enfermedad respiratoria. 

 

Consulta el AQI an www.airnow.gov (N. del T.:  en los Estados Unidos de Norteamérica) si tienes pensado salir al exterior durante un tiempo prolongado.  En los días en los cuales la calidad del aire sea mala (más de 100), considera limitar el tiempo en el exterior y evita hacer actividades vigorosas.  En vista de que por lo general el ozono es más elevado por la tarde y noche, intenta organizar tu día tomando en cuenta lo anterior y salir en la mañana en lugar de más tarde en el día.

 

Exposición Ocupacional

Algunos empleos, pasatiempos y otras actividades aumentarán las probabilidades de que te expongas a una o más substancias que pueden ocasionar o empeorar tu condición respiratoria. Esto incluye químicos tóxicos y otros irritantes como humo, asbesto, polvo, tierra y escombros. Idealmente, podrás evitar ese tipo de trabajo, pero si no es posible, asegúrate de ser consciente de ello y utilizar equipo con la mayor protección personal para el nivel de riesgo al que estás expuesto.  Lo anterior incluye mascarillas protectoras, batas, guantes y cualesquiera otros artículos protectores para la tarea que estés realizando.

Clima

A muchas personas les afecta el clima en particular, ya sea el calor y la humedad o el aire frío y seco.  Cuando hace calor y está húmedo, el aire parece estar más espeso y pesado.  Como resultado, quienes padecen una enfermedad respiratoria se ven obligados a trabajar más para inhalar y exhalar aire.  Cuando haga mucho calor y humedad, trata de salir temprano en la mañana antes de que el sol esté a su máxima intensidad o por la tarde/noche después de que haya empezado la puesta del sol.

En los días fríos y secos, pueden estrecharse más las vías respiratorias debido a la broncoconstricción y espasmo del músculo liso que recubre dichas vías.  Pregunta a tu médico si puedes utilizar tu inhalador de rescate o nebulizador unos 15 minutos antes de salir.  Asimismo, cube tu nariz y boca con una bufanda, mascarilla o algún otro artículo que ayude a calentar el aire que inhalas.

 

Otras exposiciones

Existen otras exposiciones que son más personales, individuales o de naturaleza situacional, y si bien no puedo mencionarlas todas, a continuación menciono algunos ejemplos:

  • Humo de cigarrillo (o de otro tipo)
  • Perfumes, colonias u otros aceites o lociones con aroma
  • Aromatizantes del ambiente, velas e incienso
  • Construcción
  • Productos de limpieza
  • Otros
 

Repito, no estoy tratando de aterrorizarte.  Sin embargo, en muchos casos, dependiendo del tipo, la severidad o el grado o la intensidad, algunas veces una sola exposición puede ser suficiente para ocasionar un problema, especialmente si ya estás afectado de alguna manera u otra;  provocar una inflamación o exacerbación, o enfermarte.  Por lo tanto, toma el tiempo y haz el esfuerzo adicional para protegerte a ti y a tus seres amados.

No saludes ni te despidas de mano o de beso

Aunque existe la costumbre de saludar de mano cuando conoces a alguien, definitivamente no te conviene hacerlo,  Ahora bien, no estoy tratando de ser mal educado, pero en la mayoría de los casos no tienes idea alguna de cuando se lavó las manos por última vez esa persona.  En esta situación, las costumbres sociales tienen que pasar a segundo término después de tu salud.  Lo mismo aplica en el caso de saludar y despedirse de beso y doblemente para el saludo de doble beso.  Ya te estás dando una idea.

 

Puedes utilizar un saludo alternativo diciendo “Namaste”, inclinarte, utilizar el ademán del saludo o un saludo tipo militar.  Demonios, hasta un saludo de pandilla (broma).  O simplemente puedes decirles a las personas que no saludas de mano.  Si les explicas o no el motivo, es decisión tuya; pero podría ser una buena oportunidad para sensibilizar a los demás sobre tu condición.  Tú decides.  Sin presión.

 

Deshazte de los pañuelos desechables inmediatamente después de usarlos

Esto parecería ser obvio, pero no puedo decirte a cuantas personas veo sonarse la nariz y colocar el pañuelo desechable sucio dentro de su bolsillo, su bolso de mano, en la manga o en su brasier (o a lo que me gusta llamar “la caja de pañuelos desechables de la Abuela”)… y, ¡ no me hagan hablar de los pañuelos!  No sé a quién se le ocurrió esta idea brillante, pero ¿realmente quieres guardar eso para después? Además de ser un tesoro de bacterias, son asquerosos. Así, que no utilices un pañuelo.

Evita espacios cerrados 

Cuando sea posible, evita pasar tiempos prolongados en lugares pequeños, cerrados con mala ventilación.  Trata de permanecer en espacios amplios, abiertos, bien ventilados con aire fresco y en los cuales sea menos intenso el contacto de cerca con otras personas.

Como ejemplo, los aviones son uno de los peores lugares cuando se trata de la transmisión de enfermedades por numerosas razones:  muchas personas sentadas unas muy cerca de las otras;  se recircula el aire en toda la cabina y raramente se desinfectan las superficies. Por ello, es muy fácil que las bacterias o los virus se trasladen de una persona a otra, sobre superficies o por el aire.  Aunque no tan mal, la situación es similar en las oficinas pequeñas, ascensores u otras áreas cerradas.

Prepárate

Reconozcámoslo.  Independientemente de qué tan bien tratemos de prepararnos para cada condición posible, todos nos vamos a enfrentar a situaciones en las cuales no tengamos control sobre nuestro entorno.  Cuando todo falle y no puedas controlar lo o los que te rodean, deben tomarse medidas más extremas. Prepárate.  Cuando sabemos que vamos a estar en un entorno hostil, ponerse una mascarilla y/o guantes puede ser un último esfuerzo eficaz para evitar exponerse.

 

Busca atención médica mejor antes que después

A estas alturas deberás haberte dado cuenta que yo creo en filosofías como “más vale prevenir que lamentar”, “errar por el lado de la precaución” y “una onza de prevención…” En caso de duda, busca atención médica mejor antes que después.  Como he mencionado en muchas ocasiones, un resfriado para mi no es lo mismo para ti que padeces una enfermedad respiratoria; y un día o dos, e incluso algunas veces unas cuantas horas, pueden hacer la diferencia entre prevenir y minimizar el impacto de un problema contra meterse realmente en líos.  Muchos doctores recetarán un antibiótico y/o esteroide a sus pacientes para que lo tengan a la mano en caso de que o cuando se enfermen.

 

Otras sugerencias

Recientemente pedí a los integrantes de mi grupo en Ultimate Pulmonary Wellness en Facebook que compartieran algunas de las cosas que hacen para evitar infecciones.  Estas son algunas de sus sugerencias:

  • Tomar vitaminas, minerales y hierbas antioxidantes; particularmente vitamina C, zinc, equinácea y tés verdes.
  • Tomar productos que fortalezcan el sistema inmunológico como “Airborne” o “Emergen-C”
  • Tomar probióticos que ayuden a la salud intestinal.
  • Utilizar enjuagues nasales y gárgaras para la garganta
  • Utilizar un purificador de aire

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